Historia del Parque Tres de Febrero


En 1602, Juan de Garay le cede a Juan Dominguez Palermo un amplia área de terrenos que luego se conocería como "Los Bañados de Palermo"
En 1838, Rosas comienza a comprarle estos terrenos a los distintos propietarios, luego los rellena, los parquiza y contruye (en lo que hoy es Plaza Sicilia, Av. del Libertador y Av. Sarmiento) su residencia: Palermo de San Benito.

 
Acuarela de C. Sívori de 1850 que ilustra la casa de Rosas



Camino de entrada a la residencia de Rosas. Acuarela de Camaña. 1855 


                                                      Daguerrotipo de la casa de Rosas. 


  

Vista del estanque de la residencia de Juan Manuel de Rosas. Acuarela de Camaña.




 Así se vería hoy la Casona de Rosas: Av. del Libertador y  Av. Sarmiento

En realidad, la residencia estaba dividida en dos edificaciones: "La Maestranza" que consistía en un conjunto de oficina, talleres, caballerizas y la División Palermo: la guardia personal de Rosas. 
Plano de la ubicación de la casona de Rosas (1) y "La Maestranza" (2)

Esta enorme tarea de relleno, contrucción de caminos, canales y plantaciones fue dirigida por el Ing. Nicolás Descalzi. Hay que destacar las dificultades que tuvieron que afrontar dado que había que transportar en carro la tierra para el relleno a lo largo de kilómetros en terrenos totalmente anegadizos.  El caserón de Rosas fue construído por Miguel Cabrera. 




En 1850 rosas construye el Camino de Palermo (actual Av. del Libertador, desde Retiro hasta Av. Sarmiento)
Tenía una milla y media de recorrido (2.400m) y 63 varas de ancho (55m).
Delimitado por una baranda de hierro, bordeados por sauces e iluminado por con velas de sebo. Era el camino que conducía a su residencia desde el centro de Buenos Aires.
Rosas contaba con una cuadrilla de operarios que periódicamente recorría este camino limpiando las hojas de los árboles. Para esto, utilizaban altas escaleras y cañas con plumeros en las puntas.
En una crónica de la época, Xavier Marmier dice del Camino de Palermo: "...excelente camino alumbrado por las noches con dos filas de reverberos, como una avenida de los Campos Elíseos.
En su estancia, Rosas improvisó un pequeño zoológico que contaba con yacarés, guanacos, llamas, pumas, zorros, ñandúes y demás ejemplares de la fauna autóctona. Solamente los animales no agresivos estaban el libertad en los amplios jardines de Rosas, porque  los jardines de Rosas estaban abiertos a la población permitiendo el libre acceso tanto a las clases más acomodadas como a la gente de condición más humilde.


El 3 de febrero de 1852 Rosas fue derrotado por el general Justo José de Urquiza en la batalla de Caseros, pudo escapar del país y sus bienes fueron confiscados. En la casa de Rosas, en el mismo sitio donde Sarmiento redactó el boletín de la victoria, en 1858 se inauguró la primera Exposición Rural. Más tarde funcionó el Colegio Militar, luego la Escuela Naval y en 1899 el Intendente Bullrich la hizo dinamitar. 
Acto de inauguración del monumento a Sarmiento
 
El 25 de mayo de 1900 la estatua de Sarmiento, obra de Rodin, fue inaugurada en el mismo lugar en el que vivía su enemigo, Rosas. Durante su presidencia Domingo Faustino Sarmiento luchó denodadamente para que las tierras que habían pertenecido a Juan Manuel de Rosas no se fraccionaran y en ellas se creara un parque. Luego de intensos debates  logró que en junio de 1874 se dictara la Ley N° 658, denominada “Ley del Parque Tres de Febrero”, dándole a ese lugar tal nombre por iniciativa de Vicente Fidel López en recuerdo de la batalla de Caseros. Al poco tiempo Nicolás Avellaneda asumió la presidencia de la Nación y nombró a Sarmiento como presidente de la Comisión del Parque. A partir de ese momento las obras avanzaron con rapidez. Sarmiento le encomendó al ingeniero militar Jordan Wysocki que realizara los planos y llevara a cabo el proyecto con la colaboración de los alumnos del Colegio Militar.


El Parque fue inaugurado oficialmente el 11 de noviembre de 1875, con la presencia de unas 30.000 personas, casi una sexta parte la población de Buenos Aires. El Colegio Militar, tropas de línea y fuerzas policiales rindieron honores a la llegada del presidente Avellaneda. Delegaciones de las municipalidades vecinas, la aristocracia porteña, el cuerpo diplomático y todos los funcionarios públicos hicieron acto de presencia y escucharon el largo discurso de Sarmiento.



 Pronto fue el paseo predilecto de los porteños y realmente ofrecía múltiples motivos de distracción para justificar la concurrencia de los visitantes. 

Había lagos artificiales con puentes rústicos, islas, botes de remo y algunas góndolas que quisieron imitar a las venecianas. Sus numerosos caminos eran transitados por coches nacionales e importados que llevaban de paseo a la aristocracia.  
Actual Avenida del Libertador y Sarmiento.
Había una fuente y ya estaba emplazado el monumento a Sarmiento de Rodin.

Era común ver los carromatos gitanos que ofrecían variados espectáculos, se realizaban bailes populares, se instalaron cafés como el famoso “Café de Hansen”, demolido en 1912, y no faltó la “Casa de Fieras” que luego daría lugar a la creación del Zoológico. También se creó la “Sociedad Sportiva” en la que se observaban las precursoras ascensiones de globos.
Fotografía de la época: 
Café de Hansen. Ubicado en lo que hoy es Av. F Alcorta y Av. Sarmiento.

Sobre lo que hoy es Pla Italia se construyeron unos grandes portones de hierro a la manera de las mansiones de la época. La finalidad era ornamental, no se trataba de una cuestión de seguridad ni de control, aunque más tarde sirvieran para que se cobraran entradas. Todo el perímetro del Parque estaba alambrado, práctica que no llevaba más de veinte años en la ciudad. 

Los “Portones de Palermo” eran grandes estructuras de hierro fundido y forjado, que durante la noche cerraban la entrada al Parque. Según un diseño de Jordan Wysocki, fueron realizados en la Casa Zamboni que ya había hecho importantes trabajos en la ciudad como la marquesina del Teatro Colón y las rejas y la herrería artística de la Iglesia del Salvador.
En 1909 el intendente Güiraldes decidió la demolición de los portones que durante más de treinta años habían sido el símbolo del Parque. Algunas versiones dicen que estos fueron llevados a los establecimientos que la empresa “La Martona” poseía en Vicente Casares. Todas las obras proyectadas para reemplazar a los portones quedaron en la nada. Hoy aún pueden verse unas réplicas de menor tamaño en la entrada del Jardín Zoológico.